El adiestramiento profesional

21.10.2023

Las mujeres modernas tienen que hacer malabares para quedarse embarazadas, parir, criar a sus hijos y "seguir trabajando" en el "mundo laboral"; cada día los hombres tienen más exigencias laborales y menos tiempo fuera del "trabajo"; y la educación de los hijos es delegada en la TV, las escuelas y empleados a sueldo.

Todo este mecanismo conduce -en definitiva- a la completa destrucción de la familia, sin que nadie diga nada, sin que nadie cuestione los mitos de la infrahumanidad moderna. Mientras tanto, las nuevas generaciones van entrando en la plataforma que les permitirá esa cotizada inserción laboral, que en las sociedades modernas estará representada por las "universidades". Actualmente, ya se puede comprobar que cuánto más cerca está un sistema educativo del modelo que el experimento de observación nos arrojó, más amplio acceso universitario tiene dicho sistema.


En otras palabras más claras: cuanto más desvencijada esté la juventud, más y mejor acceso tendrá a la universidad. ¿Cuáles serán los países con mayor acceso universitario? En efecto: Estados Unidos y los países europeos con Reino Unido a la cabeza. Ciertas universidades de estos estados ejercerán de centro del conocimiento moderno, y no se concebirá autoridad científica más prestigiosa que la que salga de estos centros. ¿En que se traduce este prestigio universitario? En lo que el alumno tiene que pagar: el alumno paga dinero para conseguir un empleo que le dé acceso a más dinero. En teoría, cuanto más dinero pague el alumno, más posibilidades habrá de alcanzar un status social que le permita tener más dinero. La universidad moderna no sería -de ninguna manera- un centro educativo, sino más bien un centro de inversión.

Las dos universidades más importantes de Reino Unido son Oxford y Cambridge, y de ellas salen en porcentajes altísimos (nunca menos del 90%) toda la clase política británica, el poder judicial, los directivos corporativistas...Pero no perdamos el hilo de lo que nos ocupa: el hombre moderno pretende formar parte de esta red universitaria con vistas a encontrar un empleo, una "salida" profesional. ¿Cabe decir que sólo los atrapados, encerrados y acorralados necesitan encontrar una "salida"? ¿Será -por lo tanto- la educación una suerte de encerrona?

El universitario moderno, tras pagar una fortuna, tras triturar su juventud e inocencia, tras hacer mil asignaturas, masters, tesis, cursos, prácticas, tras abonar las cuotas de la expedición de sus titulaciones, se propone -al fin- ejercer ese trabajo que siempre fue el auténtico objetivo de toda esta historia. ¿Con qué se encontrará antes de hacer este trabajo? ¡Con otro proceso selectivo! ¡Sorpresa!

Todo lo que se encuentra un joven moderno a la hora de buscar trabajo (El CV, las entrevistas, las dinámicas de grupo, los procesos de selección del personal, los tests de aptitudes...) ha salido del mismo centro de la estructura de la que él viene y también pretende entrar. Ellos determinan los métodos de motivación, la estructura de una entrevista de trabajo, el modelo de currículum, los parámetros de los tests, las preguntas que van a hacer, las respuestas que quieren oír, la corbata que el candidato tiene que llevar, la falda que la candidata tendrá que evitar...

Al mando de este último (o mejor, anteúltimo) proceso selectivo, hay un departamento corporativista llamado "recursos humanos". Gran parte de estos departamentos lo conforman psicólogos, que -por lo general- hacen las entrevistas. Por lo tanto, el periplo de la educación termina tal y donde comenzó: en un psicólogo. ¿Qué es un psicólogo? Alguien que etimológicamente dice que estudia la psyqué, el alma humana, es decir, tu alma. Si el origen de los sistemas educativos está en la psicología decimonónica, será un psicólogo moderno del siglo XXI quien dé por concluido el adiestramiento profesional del moderno.

Lamentamos usar esta palabra, -adiestramiento-, pero tras evaluar el proceso que se ha visto en este capítulo, está claro que mucho más digno será lo que tiene que hacer un perro para sentarse y dar la patita a su amo.