Evolución

26.10.2023

Embellezcamos de nuestro planeta y todas nuestras vidas y aprendamos a gozar, sin miedo de que al hacerlo estamos yendo contra algún mandamiento. Quitémonos de la mente el complejo de que todo lo sabroso es pecado.

Toda la enorme distorsión a que el sexo ha sido sometido en el seno del cristianismo, se debe, en el fondo, a esta filosofía y al consiguiente complejo que a lo largo de los siglos ha ido generando en las mentes y en las almas de los buenos cristianos. El sexo por ser una gran fuente de placer, es mirado con recelo por los doctrinarios cristianos, y la mortificación que produce la privación antinatural de él.

No disfrutar de todos aquellos placeres que están a nuestra mano, bien sea por «ofrecérselos a Dios», o por la idea de que puede ser pecado, es actuar neciamente, víctimas de complejos y de ideas absurdas que ya va siendo hora que sacudamos con decisión de nuestras mentes.

¿Qué clase de Dios es ese que tiene celos del placer de sus criaturas? ¿Qué clase de padre es ese que a todos sus hijos, sin excepción, les exige el sufrimiento? Y, ¿qué clase de creador inmediato es ese que no ha sido capaz de crear ni un solo ser humano que le haya salido bueno, puesto que a todos los tiene que hacer sufrir para purificarlos, y a todos los tiene que «redimir» para «salvarlos»?

Comienza a vivir, por fin, como ser racional, usando sin miedo tu propia mente, que es el gran don que se te ha dado para que te defiendas.

Luchemos todos por hacer un mundo más feliz en el que en vez de ser fieles a una fe y a unos principios que nos separan de otros hombres, seamos fieles a la racionalidad y al amor que nos hace a todos hermanos.