Al teletrabajar es necesario reconvertir el ritual despertador-ducha-café-coche-oficina en una rutina que consiga incorporarnos a la conexión al trabajo.
Por eso es recomendable establecer ciertos pasos que nos desconecten del entorno casa/familia y nos conecten con el entorno tareas/trabajo. Se trataría de mantener aquellas cosas que haríamos en nuestra vida cotidiana si nos desplazásemos al centro de trabajo.
Por ejemplo:
- Ducharse.
- Vestirse de igual modo que si fuésemos a salir de casa (¡prueba a ponerte los zapatos! Puede ser un pequeño gesto que te sitúe inmediatamente en el modo trabajo y facilite la situación).
- Desayunar.
¡Ojo!: Es normal que los primeros días de teletrabajo la tentación de romper con las normas establecidas te lleve a tomar decisiones como trabajar en pijama o en zapatillas. Sin embargo, si esto se extiende más de dos o tres días, ¡deberás revisar tu filosofía de teletrabajo! Mantener esta situación más allá tendrá consecuencias sobre el modo en el que te sientas con respecto al trabajo y a tu propia vida diaria.
Además, es fundamental establecer un horario claro, con su hora de entrada y su hora de salida, en el marco de las normas que apliquen en cada ámbito territorial. Esto es importante tanto para facilitar la coordinación con tus compañeros y compañeras como para asegurar tus momentos de descanso. Por eso sería interesante que establecieses una alarma de fin de jornada que marcase el momento de descanso.
El objetivo es mantener el equilibrio 8-8-8: 8 horas de trabajo, 8 horas de conciliación personal/familiar y 8 horas de descanso.
¡Ojo!: Es probable que durante este periodo de confinamiento, por la propia naturaleza, algunas personas dediquen más tiempo del habitual a su trabajo. Aun así, ¡insistimos en que es necesario que descanses!
Sólo habiendo descansado podrás ser verdaderamente eficaz.