El pinar de sus cumbres constituye un hábitat en buen estado de conservación donde se distribuye la mayoría de su población avícola, por lo que se ha incluido en la red de zona especial para protección de las aves de la UE. En la base de estas cumbres se encuentran algunas cuevas de valor etnográfico. El parque juega un papel importante en la cuenca hidrológica. En las partes más altas predomina el Pino Canario. Entre las ventajas más destacadas del bosque de pinos se encuentra el mantenimiento de la humedad atmosférica, actúa como sumidero de C02, evita la erosión y recupera los manantiales. En los niveles inferiores, por debajo de 830 m, podemos encontrar entre otras variedades: Opuntia (cactus), Euphorbia (spurge) y Dracaena (drago). Desde las terrazas de Los Juncos con pendientes empinadas y aisladas topográficamente contemplamos panoramas excepcionales de la parte más oriental del parque, con la Degollada de Manzanilla y Rosiana, entre Morro del Guanil y Montaña de la Negra. El parque juega un papel importante en la protección del suelo y el reabastecimiento del acuífero. En el área sur, las presas son abundantes, algunas de ellas de grandes dimensiones.
La topografía accidentada en cuyo interior se encuentran pequeñas aldeas como Ayagaures y Los Vicentes, encontrando lugares como la Cruz de Agustina, con una tonalidad verde es muy singular. Hablamos de un enclave con una combinación de colores y aromas típicos del amanecer, donde recreamos nuestra vista en una sucesión de pequeñas mesetas, atravesadas por barrancos. Los pequeños manantiales que salpican el sendero son fácilmente reconocibles, debido al verdor de los juncalillos que crecen en su canal, ubicado donde terminan en laderas empinadas.