La falta de descanso aumenta el malestar emocional, cognitivo, físico y esto, además de afectar a tu salud, puede afectar a tu relación con tus seres queridos.
Procura hacer vida normal dentro de esta situación y continuar con las rutinas en la medida de lo posible. Si resulta necesario puedes cambiar unas tareas por otras que sí puedas realizar sin exponerte. Pero no dejes de atender tu esfera personal.
Es importante que fomentes las rutinas de sueño: Aquellas que se emplean para decirle a nuestro cuerpo que llega la hora de dormir (cenar o ducharse a la misma hora, tener una hora de acostarse...). Los pensamientos negativos nos abordan más por la noche, debido a la falta de otros estímulos, por ello, es necesario favorecer que no se produzcan episodios de insomnio en los que se dan muchas vueltas a dichos pensamientos.
Y sobre todo, a veces, hay que saber DECIR "NO". Recuerda que esta situación también nos afecta como personas. Pide ayuda si la necesitas, no pasa nada si tienes que retirarte por un tiempo para encontrarte mejor. Volverás con fuerzas más renovadas y servirás de mucha ayuda cuando sean otros compañeros y compañeras quienes decaigan.
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