Hacerte daño

28.02.2024

NADA NI NADIE PUEDE HACERTE DAÑO, EXCEPTO TUS PENSAMIENTOS. Todavía recuerdo la primera vez que oí esta frase. Y pensé que era cierta. Pero un tiempo más tarde descubrí que era cierta en plan «sí, pero...». Me encontré en situaciones que desafiaban mi sistema de creencias (pensaba que no existía ese tipo de realidad, que era solo para los crédulos), y me hicieron muchísimo daño. Desde entonces, valoro esta frase en su justa medida.

Casi todo el daño que nos causamos a nosotros mismos proviene de nuestra mente, de nuestros propios pensamientos, que son fruto de nuestras creencias. Basta con observar cómo reaccionamos ante determinadas situaciones, cómo muchas veces nos quedamos «pegados» mentalmente a esas situaciones y cómo continuamos con la misma situación por medio de conversaciones mentales, dando vueltas y más vueltas a lo mismo, hasta acabar haciéndolo mucho más grande de lo que en un principio era y, por la misma razón, estresándonos o enojándonos mucho más de lo que la situación merecía. 

Nuestra mente es nuestro mejor aliado y también, muchas veces, nuestra perdición. Estamos tan acostumbrados a creer lo que pensamos que no se nos ocurre ponerlo en duda; no atinamos a imaginar que tal vez ese pensamiento no es nuestro, sino que simplemente lo hemos captado del entorno. Y nuestra mente, acostumbrada a trabajar de forma incansable, en lugar de ponerse a nuestro servicio empieza a delirar y a continuar en la misma línea del estímulo recibido.

Como dije en otro artículo, nuestra mente es como un bebé. Le damos un juguete –un pensamiento– y no quiere soltarlo. Se queda ahí, aferrada a él, y le da vueltas, lo muerde, lo golpea..., pero no puedes quitárselo tan fácilmente. Si quieres quitarle un objeto a un bebé, la manera más fácil y eficaz (a no ser que te encante oír gritos) es ofrecerle otro. No importa si es más feo, más pequeño, más grande...; habitualmente lo tomará. Porque le gusta lo novedoso, aunque tenga sus juguetes preferidos. Si necesitas quitarte un pensamiento de la mente, la única manera de hacerlo es sustituirlo por otro.