Tiempo lineal y tiempo cíclico
De esta manera, el mismo hombre dirá que "el ser humano tiene 50 mil años", "la era cristiana tiene 2024 años", o incluso "el universo tiene una edad de 13.700 millones de años", y tampoco nadie va a puntualizar nada desde esa concepción temporal. Sin embargo, ese tiempo lineal conformado por un continuo de pasado, presente y futuro resulta ser una falacia: no existe tal continuo. Del pasado sólo se puede decir que "ya fue" y nuestro acceso a él es a través de una inestable y poco fiable actividad mental: la memoria (smrti). Del futuro, ni tan siquiera eso se puede decir, tan sólo que él "podrá ser", y que sólo podemos concebirlo a través de otra evanescente actividad mental: la imaginación (vikalpa).
Por lo tanto, el continuo pasado-presente-futuro no tiene ninguna validez, y de él sólo restaría una serie indefinida de "presentes" cuya suma colectiva sería lo que el moderno identifica como tiempo. Pero esta serie también expresaría un absurdo: si el moderno concibe el tiempo a través de su "duración", el "presente" no tiene "duración" que lo haga mensurable, por lo tanto, la serie indefinida de "presentes" sería una suma de ceros que no expresaría nada. El tiempo lineal, con principio y fin, dividido en intervalos de tiempo, mensurable como una secuencia de pasado-presente-futuro (es decir, la historicidad que tanto le gusta al moderno), sólo tiene una validez práctica a los intereses de la vida moderna.
Fuera de ese utilitarismo, el tiempo lineal -por si sólo- es una falaz ilusión. Por supuesto, el ser humano siempre concibió el tiempo de modos más completos que esta historicidad. Si el tiempo no conforma una línea, tampoco conforma un segmento: no se puede decir que el tiempo tenga un comienzo o un fin, más allá de la manifestación cósmica desplegada entre la disolución de todo en sí mismo (lo que la tradición india llama mahapralaya).
Desde todas las expresiones tradicionales, el tiempo sólo puede expresarse simbólicamente por una "rueda" (jamás por una línea, jamás por un segmento). Este tiempo circular es expresado por toda tradición, y cuánto más antigua, más clara dicha expresión: tradición celta, irania, jainas, drávidas, brahmanismo, después budistas... Como la expresión tradicional más viva y menos mutilada que podemos encontrar es la indoaria, las fuentes tradicionales hablan de la "rueda" del tiempo expresada con la palabra "chakra". Así, el tiempo tradicional no tiene principio ni fin, y lo único ajeno al flujo temporal será el "centro inmóvil" de dicha rueda.
Siendo como una rueda, la concepción tradicional del tiempo es cíclica, y nadie puede señalar un comienzo o un fin en este tiempo, pues el final de un ciclo coincide infinitesimalmente con el principio de otro ciclo. Este sería el tiempo en el que se manifiesta la humanidad que necesitamos contextualizar brevemente, es decir, el tiempo cíclico en la que la humanidad aparece.