Tesoro frutal
Sabores que nacen del volcán: el tesoro frutal de Canarias.
Las Islas Canarias albergan frutas únicas, modeladas por el clima subtropical y los suelos volcánicos. Su sabor, su textura y su aroma las hacen inconfundibles en el paladar.
En El Hierro, la piña tropical no solo endulza la tierra: la transforma. Cultivada principalmente en el valle del Golfo, esta fruta, especialmente en su variedad roja española, ofrece una pulpa jugosa, con un equilibrio perfecto entre dulzor y acidez (12° Brix). Su cultivo, libre de químicos y adaptado al viento insular, es símbolo de resiliencia y orgullo local, así como objeto de un plan de recuperación impulsado por el Gobierno de Canarias junto con el Ayuntamiento de La Frontera, el Cabildo y productores para reactivar la producción.
En La Gomera, el mango ha echado raíces profundas. Variedades como la gomera-3 destacan por su sabor dulce y textura firme, ideal para consumo fresco o industrial. Procedente de Cuba y Venezuela, su adaptación al terreno gomero ha dado lugar a un cultivo sostenible, con fuerte proyección económica. El apoyo institucional ha sido clave para su expansión y mejora genética.
En Gran Canaria, frutas como el albaricoque de Tirajana o la ciruela de medianías han renacido gracias a proyectos de valorización promovidos por el Cabildo con la colaboración de la empresa pública GMR Canarias que no solo recuperan sabores auténticos, sino que también reactivan la economía ru-ral. Más de cien agricultores se han sumado a esta apuesta por lo local y los sabores inolvidables.
Canarias no solo produce fruta de la máxima calidad: cultiva identidad, historia y un paisaje sensorial que seduce a quienes lo prueban.