Fuego

25.12.2023
Un fenómeno que le va a extrañar al lector, porque probablemente nunca sospechó que pudiese tener tal trastienda, aunque estoy seguro que en más de una ocasión habrá pensado en él con cierta angustia o, si no vive en el campo y no puede ser afectado por él, con algo de curiosidad. Me refiero a los grandes incendios forestales. Hay en este fenómeno, cuando se considera globalmente, muchas circunstancias extrañas. Cuando los incendios forestales se han convertido en una pesadilla en algunas naciones, sin que ni las autoridades, ni los técnicos hayan sido capaces de encontrarle una causa o una solución.


La materia vuelve a la tierra, pero la vida que la impregnaba, se desprende y se libera en forma de radiaciones o de ondas de una enorme frecuencia, (totalmente incaptables por los instrumentos con que cuenta la ciencia). Cuando se queman cuerpos de animales, esta energía se desprende rápida y abundantemente, mientras que cuando se quema materia vegetal, se desprende en mucha menor proporción y por eso para lograr alguna cantidad apreciable de esta sutil energía hay que quemar grandes cantidades. Tengo sospecha de que los incendios forestales no son tan naturales como aparentaban ser.

Las colillas lanzadas por irresponsables a los lados de la carretera, a los restos de hogueras de excursionistas y sobre todo a incendiarios psicópatas o a sueldo; pero ni aún así queda explicado el extraño fenómeno con toda la extensión y abundancia que ha ido alcanzando en los últimos años; y más, teniendo en cuenta que algunos de estos grandes incendios han comenzado muy lejos de carreteras, en lugares a donde nunca llegan los turistas domingueros (que son los más peligrosos) y sobre todo teniendo en cuenta la circunstancia de que, en muchas ocasiones, los incendios han comenzado simultáneamente o con muy poca diferencia de tiempo a todo lo largo de una montaña o cordillera.

Naturalmente en parapsicología tenemos que saber distinguir muy bien entre la explicación que los diversos pueblos y personas les puedan dar a estos hechos raros, y la realidad innegable de los hechos mismos. Una bola de fuego cruzó por el norte y el nordeste de los Estados Unidos desde el estado de Nebraska hasta el de Pensylvania siguiendo una línea recta de no menos de 2.000 kilómetros y causando a su paso enormes conflagraciones en miles de kilómetros cuadrados. Según los testigos presenciales, repentinamente bajaba del cielo un calor sofocante que ahogaba a todo aquel que se encontraba en descampado sin tener lugar en que guarecerse. 

Aunque en el caso del Brasil, se sabe de mucha gente interesada en esta práctica bárbara, con el fin de que los indios que por allí habitan se retiren más al interior del inmenso Mato Grosso y dejen el terreno libre para los aprovechados. (Este genocidio ha sido denunciado repetidas veces en las Naciones Unidas; pero los militares que malgobiernan aquel país, están muy ocupados y no tienen tiempo para esas pequeñeces).